A veces la realidad supera la ficción, no solo en las cosas sorprendentes, sino en las cosas terroríficas también.
Miren fijamente esta imagen. Hermosa, ¿no?
Déjame contarte un secreto:
En los tiempos antiguos, cuando un niño se moría, le tomaban una foto al cadáver para conservar el recuerdo por siempre. No era raro ver la foto del cadáver de una niña, niño o incluso de un bebe recién nacido.
Los fotógrafos acomodaban el cadáver, lo vestían bien y le sacaban fotos, a veces al lado de los familiares vivos, o incluso al lado de sus hermanos vivos, muchos con los rostros bastantes perturbados por no entender las costumbres de los adultos.
En un pueblo vivía una anciana, casi centenaria; precisamente esta historia se remonta a la década de 1980. Ella tenía una foto en su casa que alteraba a sus huéspedes. Un día, una adolescente le preguntó:
"¿De quién es esa foto?"
"¿Verdad que es hermoso? Es la foto de mi hijo muerto, lo creas o no. Un cadáver bastante curioso, ¿no te parece?"