Wiki Creepypasta
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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier morgue u hospital que puedas encontrar. Cuando llegues al escritorio principal, pregunta por visitar a aquel que se hace llamar a sí misma El Holder de la Hambruna. El asistente te sonreirá y se callará oscuramente bajo su asiento, pero de cualquier forma ignorará tu pedido. Dile:

"Yo puedo saciar su apetito" y levantara una ceja incrédulamente, pero se pondrá de pie para llevarte a un pasillo, antes de dejarte a tu suerte.

El pasillo comenzará lentamente a convertirse en uno nuevo, absolutamente diferente de los ordinarios de la institución donde estabas. Las paredes estarán llenas de cicatrices de viruelas, el suelo lleno de cuerpos demacrados y cadáveres mutilados. El asistente no pondrá atención en la muerte que lo rodea mientras te lleva, y es mejor que tú hagas lo mismo. Habrá una puerta trampa, detrás de ti, hecha de madera podrida y hierro oxidado. Ábrela cautelosamente, y mira abajo a la obscuridad.

Si ojos de rojo sangre están mirándote, inmediatamente grítale:

"¡No soy tuyo!"

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Si los ojos desaparecen, es seguro proceder. Si la criatura comienza a gruñir, cierra tus ojos y reza por una muerte rápida, por más desagradable que sea.

Una vez acabes de descender por la oscuridad, la puerta trampa se cerrará y bloqueará detrás de ti, dejándote solo en un silencio infernal. No te muevas ni un centímetro, no hables, no respires; eventualmente, cuando tu visión sea borrosa, velas estarán encendidas a tus pies. Estas a salvo, por ahora.

Las velas iluminarán un camino para ti. Aventúrate fuera del camino, por cualquier motivo, y serás consumido por la oscuridad que la luz mantiene a raya. El camino será largo, y estarás cansado y hambriento; ignora todo lo que las criaturas te ofrezcan pasando por la oscuridad. El sólo hecho de mirar estos regalos invitará a la muerte.

Al final del camino, las velas se alinearán a sí mismas en un círculo de más o menos el radio de la pierna de un hombre. En el centro estará una mesa pequeña, con un pequeño mantel y una bandeja de plata puesta en ella. Detrás estará el cadáver de de una mujer obesa, colgando sin emociones del lazo de su cuello. Su hedor asaltará tus orificios nasales y la pudrición de su putrefacto y mutilado cuerpo causará que vaciles, pero debes continuar.

Cuando llegues, verás dos sillas. Una será hermosa, hecha de caoba y oro-plata. Otra será fea, hecha de madera podrida y cubierta por insectos y manchas. No uses ninguna, o tu alma se quedará atrapada en donde te poses.

Cuando te pares tras el cadáver, debes preguntar, fuerte y claro:

¿Por qué fueron consumidos?

El cadáver inmediatamente alzará sus manos a su estómago, rajándolo y abriéndolo hacia ti. La herida sangrará saliva, los intestinos formarán filosas y malevolentes garras, y una lengua masiva hecha de sus intestinos colgará de su mandíbula. El cadáver comenzará a hablar, en un susurro seco y áspero de las horribles y magnificentes crueldades hechas en tiempos anteriores. Cuando ella hable, debes mirarla al estómago, y no debes moverte o hablar. Hacerlo te consignará a sus codiciosas y voraces mascotas.

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Una vez haya acabado de hablar, hará una de estas dos preguntas. Si pregunta:

"¿Disfrutaste de mi banquete?"

Entonces es muy tarde para ti y la pieza estará perdida, como tu alma y toda esperanza. Tu fallo resultará en una muerte tan horrible, dolorosa, e insoportable que incluso las almas atormentadas de los malditos pedirán piedad por ti. En cambio, si pregunta: 

"¿Eres mi ultima merienda?"

Entonces responde, rápida y seriamente: 

"Me gustaría cenar contigo".

El cadáver se callará, y después de una larga espera, una brillante y roja manzana rodará por su sangrienta lengua hasta la bandeja de plata. No la comas.

Esta manzana es el Objeto 27 de 538. Es la única cosa que puede satisfacer su hambre.

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