Wiki Creepypasta
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Si te has encontrado con un auténtico vendedor ambulante, jocoso y humorístico, quizás ya los desprecies. Desafortunadamente para ti, Buscador, tendrás que superar este odio. Para siempre.

Primero, necesitarás el Objeto obtenido del Holder del Aislamiento. Segundo, no busques a uno de estos hombres por tu cuenta. Si lo haces, nada pasará y no tendrás otra oportunidad para obtener este Objeto. En vez de eso, deja que ellos vengan a ti, incluso si esto toma varios años de tu vida.

Cuando la hora llegue finalmente, alguien tocará a tu puerta, y será un hombre de treinta y algo en un traje barato y con un portafolios de cuero falso. Deberás esperar pacientemente, mientras él te da su perorata entero. Podría tomar un rato, dependiendo de lo que te ofrezca. Tendrás que verte interesado todo el tiempo, pero sin dar un sólo comentario, o fracasarás. Perder el interés también te hará fracasar, así que sé cuidadoso.

Cuando parezca que no tiene nada más que decir, deberás decirle:

“Bueno señor, seguro que son grandes artículos, pero no es realmente lo que estoy buscando”.

Podría lanzar otra perorata desesperada, pero inevitablemente preguntará qué es lo que buscas. Sin cambiar tu expresión, dile: El Holder de los Compañeros.

Si lo hiciste todo bien, el hombre se verá repentinamente nervioso; sudará profusamente, moverá sus ojos de lado a lado, humedecerá sus labios… esto podría continuar por un minuto antes que se recupere y te lleve a su auto (aunque no tenga uno) y abra el portafolio en el capó, donde comenzará a buscar entre las cosas, furioso. Si miras dentro, el hombre no encontrará nada, suspirará derrotado, y se irá conduciendo sin siquiera mirarte. Si su voluntad de vivir es muy fuerte, va a sobrevivir a la depresión desesperante para venir y olvidar todo sobre ti.

No mires. Una eternidad pasará mientras el vendedor busca entre sus cosas. El tiempo fluirá como agua a tu alrededor, y todo se volverá borroso. Si tratas de permanecer consciente en este flujo de tiempo, envejecerás tan rápidamente, que quizás no te des cuenta cuando el pasar del tiempo te lleve ante la muerte.

Luego de un rato, todo será diferente. El vendedor, el portafolios, el auto, todos tus alrededores serán reemplazados por una zona abandonada de la ciudad en un lugar desconocido. No hay plantas o animales a la vista, sólo inmensos monolitos de concreto mirándote con ojos ennegrecidos.

Ten cuidado con esos edificios, pues las criaturas que yacen allí son grotescos arácnidos de inmenso tamaño, como algún pariente infernal del lobo araña. El sólo hecho que estés allí provoca su ira… Afortunadamente, están casi completamente sordas. Permanece en absoluto silencio mientras caminas entre los edificios y no serás descubierto: si te ven al menos una vez, un terrible grito se alzará entre los monolitos, y las arañas no descansarán hasta que hayas sido el alimento de millones de sus crías.

Comienza a caminar y eventualmente llegarás a una rotonda que rodea una estatua despedazada, la única cosa arruinada en la ciudad. De pie sobre los escombros estará un hombre alto, de pelo grasiento y largo, vestido de un traje a cuadros marrón. Estará sosteniendo un portafolio de felpa, pintado como vaca, en su mano derecha, y sonriendo de oreja a oreja con sus dientes amarillos.

Sus pantalones están cortados bajo sus rodillas, y no lleva zapatos. Sus pies están recubiertos con un barro de desagradable tono negro que nunca se seca, y si miras más de cerca, verás a un puñado de bichos que pululan sin rumbo por el lodo. Alrededor de su cuello tendrá un colgante de dos botas de vaqueros.

Acércate a él, pero no hables. Y no lo mires a los ojos; sólo la locura y la muerte te esperan en sus perlas negras.

Poco después de que te acerques, dejará escapar un largo suspiro y preguntará en un exagerado acento vaquero:

“¿Me has estado buscando a mí?”.

Su voz será hipnotizante y de otro mundo, pero si le das forma a su encanto permanecerás allí para siempre, bloqueado bajo su mirada y la de los monolitos… y eventualmente en la de las arañas.

Hay sólo una cosa que podrás hacer a este punto: mostrarle el Objeto 126, y mirarlo directamente a sus ojos. Si no está llorando, serás hipnotizado y caerás presa de las arañas.

Pero si lo está, permanece donde estás. Por tentador que parezca, no tomes su portafolio con estampado de vaca, ni siquiera lo toques; él dejará de llorar y lo golpeará contra tu cabeza con el impulso de un camión en una autopista: Es su medio de vida, después de todo. En lugar de eso, pregunta cortésmente:

¿Por qué razones Ellos se esconden?

A través de sollozos el hombre explicará en detalle la crueldad y el sufrimiento eterno que cada Holder restante experimenta cada día, hora y segundo. Esto podría tomar varias horas, así que ponte cómodo, si es posible… Muchos Buscadores que llegaron hasta aquí han caído en la locura durante su triste historia, condenados a vagar eternamente por este cementerio de concreto. Ni siquiera las arañas terminarán con su sufrimiento.

Mientras termina, comenzará a llover gotas de agua salobre, incluso si el cielo estuvo claro cuando llegaste. Su expresión volverá a ser su usual y nauseabunda sonrisa, aunque las lágrimas todavía fluirán desde sus ojos negros. Luego de otro suspiro largo, él desatará su colgante sacudiendo las manos y te lo dará. Asintiendo, te dirá:

“Es todo tuyo, Tigre. Hazte cargo de él ahora… Es muy frágil”.

Finalmente, se dará la vuelta y se alejará con sus piernas arqueadas.

Una inmensa sensación de vértigo sobrecogerá a tu cansada mente y te encontrarás sentado en el asiento del copiloto de un auto destrozado por el lateral, en un tramo aleatorio de alguna carretera de tu ciudad. A tu lado estará el cuerpo del vendedor. Cada hueso de su cuerpo ha sido destrozado, y él estará cubierto del mismo barro que había en los pies del Holder. No te preocupes mucho por esto… lo más probable es que no sea extrañado.

El colgante de plata en tu mano es el Objeto 291 de 538. Mantenlo seguro, pues mientras lo lleves contigo, tu voz llevará una resonancia encantadora que hipnotizará a cualquier a que la oiga. Desafortunadamente, ahora los vendedores ambulantes serán atraídos a ti como moscas sedientas a un cuerpo en descomposición. Para siempre.

Ese Objeto es la brillante epítome del deseo humano por tener compañía… Y créeme cuando te digo que Ellos la están esperando con sus brazos abiertos.

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