Imagina que vas a tomar el ascensor y, por alguna razón, las puertas se cierran sobre tu cuerpo y quedas atascado. Suena como el argumento de una película de terror, ¿verdad?
Esta historia se desarrolló en los Estados Unidos, el 14 de Junio del 2010. Una familia de clase media-baja fue a comprar abrigos para el invierno. Según cuentan, la temporada iba a traer consigo las temperaturas más bajas de la historia.
Charles Peck y su familia fueron a tomar el ascensor y cuando solo faltaba su pequeña hija, ésta terminó siendo atrapada a la altura de los hombros entre las puertas del ascensor. El problema fue que no consiguió soltarse, y el ascensor comenzó a subir.
La niña tenía la cabeza partida por la mitad hasta la boca, y toda su familia que estaba en el ascensor, tuvo que esperar más de una hora en compañía de la mitad superior de la cabeza de su hija menor.
No necesito decirles lo que ocurrió cuando el equipo de rescate consiguió sacarla de ahí, tampoco quiero hacerlo, porque fue repugnante y estremecedor. Incluso los bomberos más experimentados vomitaban al ver el interior del ascensor. Pero el horror no terminó allí. Al cabo de una semana de haber muerto aquella niña, varias personas reportaron escuchar lamentos, llantos y gemidos al interior de ese ascensor. La vida de aquellos que tuvieron la mala suerte de verla no volvió a ser la misma.
Poco tiempo después lo clausuraron, el mito del fantasma de la niña quedó, como prueba de que las peores historias macabras que existen son reales.