¿Qué puedes pensar de un enemigo al que no puedes ver, ni oír? ¿qué harías ante un enemigo que no sabes que es, pero que el solo hecho de pensar que existe te produce escalofríos?
Corría solo por un bosque oscuro, mis pies descalzos pisaban la tierra fría y blanda, unos árboles desnudos posaban sus miradas lúgubres en mi desde la oscuridad, mi alma sabía que él estaba cerca, pero no podía dejar que me atrapara o todo habría terminado para siempre...
Mientras corría no podía pensar, pues el solo hecho de pensar podría dejarme paralizado pues el más mortal enemigo del alma se aproximaba. Normalmente cuando tu cuerpo siente el peligro se estremece y el corazón se acelera, pero cuando tu alma vive el peligro la sensación es mucho peor...
El final se acercaba...lo notaba, el frío aire nocturno acariciaba mi cara pero no era en absoluto agradable, era la fría caricia de la muerte, la cual, desalmada, helaba mi rostro. La calle acabó, y una bifurcación apareció ante mi.
A mi izquierda un cartel con el símbolo "X" dibujado en él, a la diestra otro cartel con el símbolo "⊙". Él estaba más cerca, mis rodillas empezaron a temblar, la tierra del bosque empezaba a helarse aún más, quemando mis pies, en una situación así, ¿qué camino elegirías sabiendo que aquel que quiere atraparte es el mismo que escribió los carteles?, ¿sabiendo que te deja una vía libre para torturarte un poco más, antes de atraparte...?
La decisión no podía esperar o mis piernas no responderían... Sabiendo que aquel enemigo al que no conoces es la personificación del mal, la crueldad misma, la opción podría ser el camino de la izquierda y sin dudarlo más lo elegí y corrí a través de él mas rápido que el viento, pues ya podía escuchar su respiración detrás de mi.
El bosque había cambiado pues ya no era el mismo, ahora caminaba por un sendero apenas visible en la mas absoluta penumbra, los guijarros se clavaban en mis pies haciéndolos sangrar, pero no había tiempo de parar.
El camino me condujo a un claro desde el cual se veía la luna, el único faro que quedaba en el mundo de la oscuridad nocturna, y a sus pies un acantilado en cuyo borde estaba yo...
La sangre se me heló, él ya estaba cerca y no tendría piedad...no había salida.
Escuché su respiración pausada escondido entre las sombras del bosque, ¿porqué no salía al claro? La esperanza de que quizás no le gustase la luz de la luna se desvaneció...se oían sus pisadas acercarse...
Apareció en el claro, aquel monstruo voraz y despiadado se acercaba,pero era mi propia figura la que salió del bosque con una sonrisa de medio lado.
No supe como reaccionar, era yo pero con una notable diferencia, estaba mas pálido y el iris de sus ojos era rojo como el fuego.
-¿Por qué huyes?- me preguntó, y se acercó hasta estar a pocos centímetros de mi.
Mi aliento se evaporaba en una densa nube, él parecía no respirar...
-Sólo me faltas tú para estar completo...- dijo y dirigió su mano hacia mi pecho.
Sentía mi muerte cercana pero no podía moverme,...entonces él atravesó con su mano mi pecho, como si yo sólo fuera un holograma y me agarró el corazón. Sentí un frío que se expandía por todo mi cuerpo, él apretó mas mi corazón y entonces abrí los ojos.
Estaba solo...no había nadie allí...
Entonces lo comprendí, comprendí que ya nunca más saldría de aquel lugar de tinieblas, la oscuridad sería mi sitio para pasar la eternidad solo y en agonía...