Wiki Creepypasta
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El 6 de junio de 1996 mi pandilla (Laura, Ana, Bea, Rebeca, Patricia, Carlos, Alvaro y yo) jugó con la ouija.

Sobre las 10 de la noche nos reunimos todos en el portal de Álvaro, que era el más cercano al cementerio. Carlos se encargó de traer el tablero, Patricia llevó un vaso y los demás cargamos con la bebida.

Sobre las once menos cuarto nos sentamos alrededor de la tumba de un hombre que se llamaba Luis Ángel Lillo Barrado, muerto el 28 de agosto de 1988 a la edad de 28 años, el cual elegimos porque según referían del sujeto había sido asesinado con un par de tijeras por su mujer y su amante celoso. Tras varios intentos fallidos con el ritual de invocación, echamos pestes del juego y del difunto. Alvaro se meó en la lápida mientras reíamos y nos burlábamos del nombre del muerto, tachándolo de "cuernudo", entre otras bobadas. Bailamos en torno a la tumba e imitamos a Alvaro en una especie de competencia. Cuando, agotados y consumidos por el alcohol, nos levantábamos para marcharnos, el vaso empezó a moverse. Se trataba ni más ni menos del espíritu de Luis Ángel.

Las palabras que desciframos a partir del conteo de letras desarrollaron el siguiente mensaje: "Bastará con un par de tijeras". Nos abrumó el terror; olíamos la amenaza, sentíamos que el muerto nos prometía algo terrible y espantoso.

Y así fue. Año tras año, uno tras otro, mis amigos fueron encontrados muertos, atravesados en el corazón y sus partes íntimas por un par de tijeras oxidadas. Todos temían y hacían lo imposible por salvarse cuando caía uno más; pero al fin quedé yo. Y mientras huyo por la desierta calle, a mitad de la noche, preguntándome cómo diablos llegué aquí, una sombra anónima se desliza en la oscuridad y el brillo de sus tijeras hiere el aire.

Tijeras-ensangrentadas
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