Desde niño, Jeremy escuchaba rasguños en una parte de la pared de su cuarto. Por años, el imaginaba cosas como el cuerpo masacrado de su hermano arañando la pared, tratando de ser encontrado.
Su mamá, creía que el solo leía muchas historias de terror antes de dormir. Y cuando Jeremy no dejaba de molestarla, ella le decía que el papel pintado con flores estaba ahí para protegerlo de los espíritus malignos.
"¿Eso los mantiene afuera?" Preguntó Jeremy.
"No" Le dijo con el ceño fruncido."Eso sólo te mantiene seguro." Respondió.
Años después, Jeremy fue a la universidad y en navidad decidió regresar para ver a su familia. Esa noche, el durmió en su antiguo cuarto y cuando estaba a punto de quedarse dormido, empezó a escuchar de nuevo los horribles sonidos de rasguños que venían detrás de las paredes.
Fue entonces cuando Jeremy se levantó, encendió las luces y arrancó el papel pintado de la pared para poder poder ver lo que había allí. Y una vez que arrancó el papel pudo ver un pequeño hoyo del tamaño de su puño en la pared.
Jeremy solo quería jalar un pedazo de pared. pero en vez de eso el arrancó un gran pedazo como el tamaño de un niño pequeño. Ahí pudo observar una madera podrida en la cual salían muchas arañas.
Dio un suspiro y aventó un pedazo que había arrancado de la pared al piso. Prometió ir por yeso en la mañana para tapar el hoyo, pero en ese momento algo lo aterrorizó.
Mientras el volteaba la cabeza hacía el hoyo, él podía ver docenas de marcas que parecían ser de rasguños. La mayoría parecían haber sido quemadas contra la pared.
Mientras se volteaba, sus ojos vieron un par de círculos hechos de fuego, parados en la sección rota de la pared. Y lo último que le pasó por la mente a Jeremy fue la idea de que ese papel mantenía a los espíritus adentro.