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EN ESPERA DE UN ALMA PIADOSA
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Uno de mis mejores cualidades, creo yo, es mi inteligencia. No me refiero a venir a través como grosero, pero el hecho es que yo estoy más allá de la capacidad del cerebro de cualquier otra persona de mi edad. A la edad de ocho años, mi coeficiente intelectual se midió en 136, que fue apenas por debajo de nivel de genio. Me encantaba aprender, también. Quería saberlo todo.
A medida que fui creciendo, me dediqué a pensar y aprender. Fue genial. Un día, se me ofreció la oportunidad de participar en un proceso experimental para ampliar la capacidad mental en un 250%. Yo, por supuesto, acepté.
En el día de la prueba, fui al laboratorio y se sentó pacientemente en la silla procedimiento. Los científicos y los médicos residentes me conectaron a un EEG y otros dispositivos para asegurar mi vida. Luego trajeron en el equipo para el procedimiento. Fue un par de gafas, completamente normal a primera vista.
Se deslizaron las gafas en la cara y de inmediato vio la diferencia. Todo, todos los secretos del universo estaban allí antes que yo. Vi fórmulas químicas, los átomos, las moléculas y estructuras de proteínas. Vi ecuaciones matemáticas, las medidas de las cosas simples que yo había dado por sentado. Vi más allá de las paredes de la habitación que me mantuve y vi las estrellas, a la siguiente galaxia, y un universo alternativo.
Me senté por un momento, apenas mirar nada. A continuación, los científicos tocó el hombro y me preguntó: "¿Qué ves?"
Me di la vuelta para mirar a ellos, poco a poco. "Yo lo veo todo." Podía ver cada célula de su cuerpo, cada fibra de su ropa, cada mechón de su cabello.
"Todo, ¿eh?"
Me quedé en el azul profundo, los ojos casi negros de uno de los profesores. Vi lo que pensaba. Lo vi todo.
Y luego la mierda golpeó el ventilador figurativa.
Todo el conocimiento inundó mi mente. Antes, sólo había estado viendo, y realmente no tomar nada. Ahora, sin embargo, todo fue llegando a la vez. Era como una ola gigante tratando de verter a través de un canalón. Podía oír todos los pueblos del mundo, vivos y muertos, hablar, podía ver todas las cosas terribles ocurriendo a la vez.
Al instante me entró el pánico. No podía respirar. Oí máquinas pitido, los científicos prisas y tratando de hablar conmigo. Con eso, todavía hay voces en mi cabeza me dicen los secretos del mundo. El médico comprobó mi EEG, que fue rebotando en las paredes. No vi nada, pero la blancura, pureza, blancura cegadora.
Ese blanco fue cambiado repentinamente a rojo. Ya no tenía el control de mi cuerpo o incluso el cerebro. Mis manos se acerco y le arrancó las gafas, pero ya era demasiado tarde. Fuera de pura frustración, mis propias manos, desobedientes se clavaron en el cráneo para tratar de poner fin a mi cerebro. Las voces tenían que ir. Mis dedos ensangrentados agarraron mis ojos y les arrancaron de sus órbitas con un silenciador repugnante. Me sentía mal del estómago y el dolor insoportable, pero yo era incapaz de reaccionar a ella. Mis manos comenzaron a romper mi propia piel antes de que los científicos lograron atarme. Sentí que me toma en alguna parte.
De alguna manera, logré conciliar el sueño, ya que me desperté en algún momento. Mi vista había vuelto, de alguna manera. Las voces seguían allí. Susurrando a mí.
"No se preocupe, usted es la persona más inteligente del mundo ahora".
"Tú lo sabes todo, nada va a salir mal."
Sentí que mi tensión cuerdas vocales, y un sonido ahogado conocí a mis oídos. A pesar de una parte de mi cerebro le decía a mi cuerpo para parar, para cerrar, que me dejara vivir, mis brazos luchaban contra mis prisiones.
Mis brazos estaban en carne viva pero finalmente arrancaron a través de los bonos. No podía parpadear, pero pude ver la sangre corría por mi cuerpo, la sangre de la cara y los brazos. Yo estaba solo, en una habitación de hospital. Sentí las gafas en la cara.
Me arranqué las gafas y me cegó inmediatamente. Sin embargo, las voces se mantuvo.
"No se puede dejar atrás."
"Todavía lo sabes todo ..."
Y en ese momento, todo se hizo nada como mis propias manos me traicionaron y se hundió en el pecho. Antes de que yo respiré mi último aliento, me enteré de que los médicos se apresuran a mi habitación. Con sus gritos y el sonido de varias máquinas pitido, oí las voces en mi cabeza dice una última frase escalofriante:
"... Y ahora usted sabrá todo para siempre."